Cartografía una herramienta de reivindicación social y pedagógica




Por Jesús Esteban Gómez Hincapié
Estudiante de la Universidad del Tolima

                                                                              El bienestar de nuestras clases dominantes, dominantes hacia dentro, dominadas desde fuera es la maldición de nuestras multitudes condenadas a una vida de bestias de carga.” 

¿La geografía una disciplina a favor de?

La necesidad del hombre representar los territorios físicos que habita, lo ha llevado a diseñar desde tiempos inmemorables, mapas que simbolizan su realidad física en dimensiones globales, ayudándolos a comprender y reconocer mejor su contexto físico y delimitar fronteras; hasta este punto es una actividad sana y necesaria para la vida política y social del hombre occidental, pero en el afán de gobernar, de emancipar y controlar a las demás civilizaciones y razas, este mismo, utilizó esta herramienta geográfica para sustentar su discurso de grandeza y superioridad frente a otras regiones, incrementando la extensión de sus tierras (Europa)  y reduciendo y tras dibujando los demás territorios como América y Asia, sembrando así la idea de grandeza  y de dominio frente a otras naciones, en vías de desarrollo, adjudicadas así, por estos mismos. Bien lo dice (Barragán, 2015. P, 3) cuando dice que “Aprendemos la geografía del mundo en un mapa que no muestra el mundo tal cual es, si no tal como sus dueños mandan que sea” y lo reconfirma (Barragán, 2015. P, 3) citando a Galeano “Geografía robada, economía saqueada, historia falsificada, usurpación cotidiana de la realidad del llamado tercer mundo, habitado por gentes de tercera, abarca menos, come menos, vive menos, dice menos”, esta idea fue tan bien recibida y trasmitida en el territorio que corresponde a América Latina, tan asimilada y reproducida, que al día de hoy el común denominador de  la población latina cree que su cultura, su educación, su raza, sus dialectos, sus raíces, su potencial económico, su biodiversidad y sus territorios son inferiores a los occidentales o norteamericanos. El eurocentrismo es un fenómeno que ha devaluado regiones como América Latina, África y entre otras a las periferias y al olvido, los ha sumergido en el fondo de su desdicha, hasta el punto de explotar todos sus recursos naturales y humanos, sin protesta algunos, por sus ya resignados habitantes.
Ruralidad
De esta  misma manera la idea de centro y de periferia, de desarrollo y subdesarrollo irónicamente también se reproduce en Colombia, en nuestros departamentos, en las regiones urbanas y rurales, dejando al olvido las regiones más apartadas del centro capital del mapa de nuestro país, especialmente las zonas rurales de los departamentos más apartados  que se encuentran en total abandono estatal, sumándose a este inconveniente, estas comunidades, también han participado, en calidad de víctimas, en el conflicto armado del país dejando una huella imborrable de dolor y de desesperanza en las personas, en su mayoría agricultores, otro factor aparte del olvido estatal, la violencia que marca negativamente a estas comunidades, su estilo de vida mediado por sus actividades laborales, campesinos, una profesión no muy gratificante ni valorada en nuestro contexto, que no solo es una forma de subsistir, sino más bien un estilo de vida, que representa toda una cultura.
Como ciudadano de este país y docente rural  doy dicha interpretación y/o idealización de este territorio epistemológico, el campo, por la facilidad de conocer de primera mano, por mi condición laboral, dichas particularidades que no están ocultas para ningún ciudadano o extranjero, puesto que algunos medios de comunicación serios, se han encargado de dar a conocer esta realidad, que hasta ahora solo es un abrebocas de la realidad, por medio de fotos, artículos, videos y demás herramientas de la comunicación, que no han tenido la acogida y no se le ha dado la importancia que amerita, primordialmente por los mismos protagonistas, los campesinos. Bajo esta condición se trae a colación la pertinencia de valerse de la cartografía social como herramienta fundamental para que dichas comunidades reconozcan y resinifiquen su territorio, a través del mapeo elaborado por ellos mismos, dándole el verdadero valor y significado a la elaboración de un mapa, la representación de un lugar físico y/o epistemológico  en colectivo,  como ya lo ha dicho (Barragán y Amador, 2014) “Este tipo de cartografía permite que las diferentes comunidades se empoderen de sus espacios territoriales, para transformar las propias realidades; por ello, algunos investigadores entienden que el objetivo de la cartografía social es comprender mejor el territorio y consolidar un sentido de pertenencia”, nótese claramente, un sentido de pertenencia, que importante seria para las comunidades desarrollar este valor o esta postura frente a sus territorios, cambiaría radicalmente su accionar frente a la naturaleza, frente a su profesión de agricultor, frente a su papel como integrante de una comunidad campesina con una gran riqueza cultural, así lo confirma  (Barragán, 2015. P, 13) citando a   BRACERAS, “Cartografía social indígena, contra cartografía, cartografía comunitaria, cartografía social, participativo o mapeo comunitario” permite que comunidades reconfiguren sus concepciones sobre el terreno, y lleva a que estas se empoderen y decidan sobre la trascendencia social, cultural y política de su entorno”.

Educación rural
En el trasfondo se encuentra la educación rural de nuestro país, vista como una herramienta del estado para fortalecer dichas regiones y formar los niños y jóvenes de las familias campesinas, para que puedan ser parte activa de la sociedad, la cultura y la economía de la nación , pero lejos se encuentra la educación rural de lograr este objetivo puesto que está basada en un modelo extranjero, escuela nueva, no fundamentado sobre nuestro contexto, la inversión del estado no es la necesaria para las necesidades que se requieren y el factor social y cultural de dichas regiones no es el más estimulante para la formación y proyección de los educandos, teniendo en cuenta la vulnerabilidad de dichas poblaciones, por motivos mencionados anteriormente como la violencia y el olvido estatal, es por esto que se hace necesario, como docente, reflexionar sobre distintas herramientas que propendan por el cambio de dichas realidades y es allí donde aparece la cartografía social pedagógica como propuesta para reivindicar nuestro territorio, nuestra realidad, nuestra escuela, nuestros procesos de enseñanza aprendizaje y las relaciones que se dan en estos, entre diferentes actores como docentes-estudiantes-comunidad-naturaleza, tomando como base la experiencia comentada por (Barragán, 2015. P, 16)  “Hemos propuesto asumir algunos principios de la cartografía social y ponerlos en juego en del campo de la educación, con miras a dinamizar la investigación educativa y promover niveles de acción didáctica de los diferentes actores que intervienen en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Así, la cartografía social pedagógica (CSP) es una posibilidad para ir más allá de lo tradicionalmente instituido y es una vía efectiva para transformar la educación”, he aquí una de las razones y/o  justificaciones claras del porque la cartografía social pedagógica nos permite realizar una investigación distinta y dinámica a los procesos e instancias de la educción, involucrando y haciendo participes a todos los actores que participan directamente e indirectamente en ella, para (Barragán, 2015. P, 25) este proceso de cartografía social pedagógica “Posibilita comprender situaciones problemáticas, en términos de fortaleza y debilidades, que se convierten en posibilidades de transformación, además visibiliza situaciones de riesgo que puedan llevar a fortalecer redes y a tomar acciones concretas de  transformación”, brindándonos la posibilidad de caracterizar y reconocer a docentes, estudiantes y comunidad, las particularidades de nuestro territorio físico o idealizado, sea la escuela, la vereda, el aula etc., para así mismo saber cuáles son las habilidades y debilidades, los pro y los contra, los recursos y falencias  físicas (estructurales), humanas y naturales del mismo territorio,  en un proceso responsable y consciente  de autorreconocimiento, abriendo así no solo el espacio para trabajar conjuntamente en la transformación del territorio y los procesos educativos que se dan en este,  sino también el sentido de pertenencia y el empoderamientos que ganaran dichos actores que cohabitan en él.

El docente y el territorio epistemológico.
En este proceso debe ser el docente el principal líder que guie, oriente y motive a los demás actores que intervienen en las actividades de mapeo, sirviendo de facilitador de los conocimientos,  las abstracciones y las teorías de la educación y todo lo que se ramifica de esta,  exponiéndolas y trayéndolas a la realidad, a la cotidianidad del diario vivir dentro las  relaciones que surgen en la comunidad educativa, con el entorno social, político, familiar y natural; dándole vida y uso a la pedagogía, como disciplina que se encarga de estudiar el sujeto como ser pensante y educable en un contexto y con una intención, valiéndose pues de la cartografía social pedagógica, ya que esta implica  que para poder graficar creativamente un mapa de nuestro territorio físico y epistemológico, primero debemos de realizar un proceso pre a la representación, que comprende primero de conocer y  entender nuestro contexto, las dificultades, particularidades y enigmas que en este habitan, segundo las distintas teorías, conocimientos y planteamientos que responden a la solución o entendimiento de estas y tercero las acciones y prácticas que vamos a llevar a cabo para la transformación, que estaría durante y después de la grafía,  para así poder personificar gráficamente nuestro territorio en un mapa que represente no solo nuestro espacio físico sino también nuestra ideología y cosmovisión del mismo y de los seres y fenómenos que cohabitan allí, así lo expresa (Barragán, 2015. P, 28) cuando dice que “los territorios son múltiples, diversos y pueden cohabitar de modos extraños. Por ello, el territorio solo existe en el territorio de los que lo habitan, y en consecuencia hacen existir aquello que el mapa evidencia. El territorio es la existencia misma, la cual se expresa en el arraigo y permita que subjetividad emerja: ¨ el territorio es la vida dijo en algún momento del ejercicio cartográfico participante indígena del municipio de Mapiripan”
En otras palabras (Barragán, 2015. P, 30) expresa que “En la CSP el mapa se concibe como una representación gráfica que, realizada en colectivo, deja ver las tenciones socioculturales que surgen en determinado territorio físico donde suceden situaciones de enseñanza y aprendizaje (aula, escuela, barrio, cuidad, ciberespacio, etc.) sin embargo, el mapa también puede expresar un territorio epistemológico o uno existencial, en estos casos aquello que aparece son las abstracciones constituidas en colectivo, en las que se re significan las comprensiones de diversos temas educativos y pedagógicos, los cuales deben plasmarse cartográficamente a partir de las experiencias de los participantes y, si es el caso, de la teoría educativa”.
Por otro lado (Barragán, 2015. P, 26)  citando una de las profesoras que participaron del proceso de cartografía social pedagógica también nos demuestra que  “la cartografía no solo sirve para representar en plano todos los componentes de un espacio, si no, que también puede ser utilizado como una herramienta para gratificar las actividades y desarrollos del hombre, lo que permitirá entender conceptos no muy claros de comprender”. Facilitando así el entendimiento de tantos paradigmas y fenómenos que subsisten en nuestros territorios rurales educativos.

En el post de la representación de los mapas existe pues un ánimo de transformar y de realizar prácticas y acciones que involucren un cambio representativo en las dificultades encontradas pero es pertinente tener presente que para (Barragán, 2015. P, 23) “Practicar no es en modo alguno solamente hacer cosas, es fundamentalmente aplicar; allí radica la fuerza de cualquier acción. Aplicar significa trasladar un conjunto de conocimientos del campo de la abstracción del terreno del mundo natural; es decir, implica transformar el orden natural mediante la racionalidad propia del ser humano” siendo esto último el objetivo principal que se busca con la cartografía social pedagógica, transformar el territorio en donde se aplicó el mapeo con la participación consciente, racional, reflexiva y cooperativa de todos los actores que participan y conviven en nuestros territorios rurales educativos.

Referencias bibliográficas
BARRAGAN GIRALDO, Diego Fernando (2016). Cartografía social pedagógica entre teoría y metodología, Bogotá: revista colombiana de educación
Editado de: Jesús Esteban Gómez Hincapié

No hay comentarios.:

Publicar un comentario